Las Rieles

 

Dos niños me llevan de la mano a través de las calles estrechas y lodosas de Las Rieles, en las afueras de Manila.

Me llevan por corredores oscuros. Corremos. De pronto, la oscuridad se hace luz. Terminamos aquí, en este campo abierto. Palmeras. Basura. Cientos de niños jugando, me miran de cerca, no les importa nada. El atardecer corta la niebla y lo hace todo más sublime. Estoy en un sueño.

Recuerdo este momento como uno de los más hermosos y poderosos de mi vida. Comprendo el potencial del tiempo en su forma más pura: el momento presente. Volver a ser niño por una tarde. Nadie es pobre, ni diferente. Estamos vivos, completamente vivos.