Una meditación poética sobre la infancia de una hermana.
Narración:
Extraño la fantasía
la ternura de una tarde de domingo
cuando era libre
cuando era todo lo que necesitaba ser
“Denme el mundo”, gritaste
y el mundo te fue dado, nos fue dado
pero tú no esperabas que yo lo creyera,
porque solo eras tú quien creía, tu creías por las dos
y tuve que aprender a olvidar
tuve que aprender a no ser tú
Sin embargo, sigues aquí
frente a mi
debajo de mi
esperando siempre a convertirte en mujer
Aun cuando muy dentro de ti siempre supiste, cómo desear
cómo convertir la alegría en melancolía
la vida en muerte
la brisa en polvo
Te ruego me rompas con tu sangre salvaje
con tu apetito
con tu alma insaciable
yo tendré que darte el tiempo que se avecina,
la alegría y el escozor de una herida abierta
Por favor, recuerda lo que está por venir,
mientras estoy aquí, esperándote
tratando de olvidarte,
para enfrentarte
o simplemente abrazarte
Lo que seguramente necesito es liberarte
sacarte del paraíso sangriento del “para siempre”
Y entonces extrañarás la fantasía, porque tendrás que hacerlo
extrañarás la ternura de una tarde de domingo
Cuando eras libre, cuando eras todo lo que necesitabas ser